Mia era hija única, con 17 años siempre había deseado una familia más amplia, hermanos con quién pelear, una mamá que trabajará menos, un papá que estuviera presente más a menudo, pero a cambio de eso vivía sola, sola con su madre únicamente.
Por ser hija única, la mamá le puso todos los nombre que no le podría poner a esos hijos que nunca llegaron. Mia, era Mia Maguanpi del Sol, pero con Mia bastaba. Aunque pareciera ser una chica madura para su edad, aun era una niña, que aunque supiera andar en la calle sola su mamá estaba bastante vigilante (Que ingenioso invento era el celular)… Mia tenía un año con su novio (Para que darle un nombre a ese chamo, si a la final no valdrá de mucho).
El tipo insistentemente durante varios meses había presionado a Mia para que ella demostrará su amor, había insistido en esa prueba verdadera que demostrará que lo que ella decía era verdad, y no solo palabras absurdas y sin sentido, una muestra de que en verdad todo aquello era serio, el chamo quería llevar la relación a otro nivel.
Mia se había rehusado consistentemente durante varios meses, “No, no, no, no, no estoy lista, no sé me da miedo”… Pero la labia pudo más, siempre es así, al final siempre es así.
Mia con 17 años sentía que el tren de la vida se le iba, ya todo el mundo lo había hecho, a todo e mundo lo comentaba, y sin embargo ella no lo había experimentado aun… “Esta bien, quiero hacerlo vale, quiero que me demuestres tu amor, y yo demostrarte el mió”.
Sucedió, hubo dolor, hubo lágrimas, hubo arrepentimiento, no hubo protección. Al principió Mia quería parar, algo dentro de ella había cambiado, un trozo de carne había devorado su inocencia, quería parar por la sensación de error que tenía, quería parar por el dolor, por el brusco momento en como todo se dio, por la violenta entrada que le partió la virginidad en dos. La casa estaba sola, y el sol en punto de las tres, solo se oían al principió los “No, no, no, ya, para”, que Mia gritaba, que lentamente se convirtieron en gemidos… Sudor y sangre.
Todo paso, y en 5 minutos la magia se esfumo. Mia se sentía sucia, arrepentida, con mucha culpabilidad, por hacer algo de lo que su madre le había dicho que no, por haber probado lo prohibido, y lo que más le desagradaba era haberlo disfrutado. Era ese momento el post de todo es proceso lo que menos le gustaba a Mia, pero sin embargo continuo haciéndolo, cada vez con más frecuencia, cada vez con menos cariño, el tipo terminaba su trabajo, se vestía y se iba. Al principió había llamadas, al día siguiente habían salidas, encuentros, todo era algo más que solo sexo. Pero el tiempo se encargo de que eso no fuera más así… El chamo llegaba, lo hacía, se iba y Mia con su arrepentimiento quedaba sola, en su casa esperando que su madre llegará a las 6:30pm.
Las semanas pasaron, y el tipo comenzó ausentarse. Problemas, conflictos, Mia se sentía mal, no sabía porque el chamo estaba así.
•“¿Qué te pasa?, ¿Por qué no me llamas?, ¿Por qué no contestas mis mensajes?”.-Preguntó Mia una noche, en la cual el chamo por fin aparecía.
•“No sé, las cosas han cambiado”.
•“¿Cambiado?, pero si yo todavía te amo, te quiero, ¿Por qué dices eso, es qué ya no me quieres?”.
•“Ese es el problema, ya no sé si te quiero chamita, es mejor que dejemos todo hasta aquí”.
•“Es que tienes otra es…”-Dijo Mia con lagrimas en los ojos, y una voz quebrada.
•“No es eso chama, es que ya no me siento cómodo contigo, ya no me haces sentir bien”.-Se escuchó el colgar de un teléfono, y Mia quedo solo escuchando el Bip de un teléfono descolgado…
Mia estaba en shock, no estaba mal por embarazos no deseados, ni por enfermedades venéreas, estaba mal porque la persona con que pensó estar para siempre la había dejado, le había cortado, la había abandonado a su suerte, sola. Se sentía destrozada, con ganas de desaparecer, de dejar de existir, vacía y sucia así se sentía Mia. “Me odio, lo odio, le di todo, todo y ¿Qué paso?, igual me dejo, y todos esos momentos?, y ¿Todas esas palabras de qué sirvieron?, me le entregue y ahora me rechaza, fui suya y sin embargo me botó como un trapito viejo y usado, ¿Qué hago con este arrepentimiento?, ¿Qué hago con esta culpa?, yo quiero saber como coño voy hacer para sacármelo de adentro, para dejar de sentirlo penetrándome el espíritu, mientras sus murmullos se menten en mi mente.. ¿Cómo hago para detener esas lágrimas que no me ayudan a poder levantarme de esta cama?, de esta cama que tiene su olor, de esta cama en la que estuve con el, pero que a la final no le importo de mucho, odio a ese desgraciado, cobarde que no tuvo las agallas de cortarme de frente, a ese maldito que sólo me disfruto hasta que quiso. Como me odio por estúpida, por creer que lo que decía era cierto, por creer que me amaba en verdad, yo fui su mujer, el entro en mi ser, pero para el solo fue un jueguito, una menos que se ha quedado sin infancia por estar compartiendo algo serio”.
Toda esa situación había sido un golpe bajo para la integridad de Mia, que criada estrictamente, respetaba el valor de la virginidad en la mujer, el valor de ser señorita estando delante de un altar, ahora ya eso no lo tenía, y tendría que mentir el día de su boda vistiendo de blanco con un largo velo.
Mia no hacía más que llorar, y sufrir en silencio. En su tranquila casa, tarde tras tarde, pensaba en como sería la vida sin ella, su miseria la hizo tocar fondo cuando se dio cuenta que morir no era la solución.
¿Qué estúpida moraleja tenía que aprender Mia de esta situación?, “Lo amé, y quizás le siga queriendo no me quito mi virginidad, yo decidí quitármela, no se la llevo, se la regale, y esos momentos que viví con el, eso nadie me lo va a quitar, ni el dolor más arrecho, ni la desilusión más grande, porque yo disfrute, fueron dos años, dos años en los que reí, en los que lloré, en los que hice cosas que jamás olvidaré, fueron mis primeras veces en casi todo, eso el no me lo puede quitar, no importa si la cagó, no importa si el ya no siente nada por mi, porque todo eso queda en el alma, y ahora más cuando el tiempo ha pasado y las malas palabras que dijimos se han olvidado, más ahora cuando solo quedan los buenos momentos, las compañías, los besos tiernos y lindos, más ahora que me doy cuenta que aunque me haya herido si le ame, le quise y le seguiré queriendo, habrán otros, y conoceré al padre de mis hijos, pero esos momentos nadie me los quitará”.
Por ser hija única, la mamá le puso todos los nombre que no le podría poner a esos hijos que nunca llegaron. Mia, era Mia Maguanpi del Sol, pero con Mia bastaba. Aunque pareciera ser una chica madura para su edad, aun era una niña, que aunque supiera andar en la calle sola su mamá estaba bastante vigilante (Que ingenioso invento era el celular)… Mia tenía un año con su novio (Para que darle un nombre a ese chamo, si a la final no valdrá de mucho).
El tipo insistentemente durante varios meses había presionado a Mia para que ella demostrará su amor, había insistido en esa prueba verdadera que demostrará que lo que ella decía era verdad, y no solo palabras absurdas y sin sentido, una muestra de que en verdad todo aquello era serio, el chamo quería llevar la relación a otro nivel.
Mia se había rehusado consistentemente durante varios meses, “No, no, no, no, no estoy lista, no sé me da miedo”… Pero la labia pudo más, siempre es así, al final siempre es así.
Mia con 17 años sentía que el tren de la vida se le iba, ya todo el mundo lo había hecho, a todo e mundo lo comentaba, y sin embargo ella no lo había experimentado aun… “Esta bien, quiero hacerlo vale, quiero que me demuestres tu amor, y yo demostrarte el mió”.
Sucedió, hubo dolor, hubo lágrimas, hubo arrepentimiento, no hubo protección. Al principió Mia quería parar, algo dentro de ella había cambiado, un trozo de carne había devorado su inocencia, quería parar por la sensación de error que tenía, quería parar por el dolor, por el brusco momento en como todo se dio, por la violenta entrada que le partió la virginidad en dos. La casa estaba sola, y el sol en punto de las tres, solo se oían al principió los “No, no, no, ya, para”, que Mia gritaba, que lentamente se convirtieron en gemidos… Sudor y sangre.
Todo paso, y en 5 minutos la magia se esfumo. Mia se sentía sucia, arrepentida, con mucha culpabilidad, por hacer algo de lo que su madre le había dicho que no, por haber probado lo prohibido, y lo que más le desagradaba era haberlo disfrutado. Era ese momento el post de todo es proceso lo que menos le gustaba a Mia, pero sin embargo continuo haciéndolo, cada vez con más frecuencia, cada vez con menos cariño, el tipo terminaba su trabajo, se vestía y se iba. Al principió había llamadas, al día siguiente habían salidas, encuentros, todo era algo más que solo sexo. Pero el tiempo se encargo de que eso no fuera más así… El chamo llegaba, lo hacía, se iba y Mia con su arrepentimiento quedaba sola, en su casa esperando que su madre llegará a las 6:30pm.
Las semanas pasaron, y el tipo comenzó ausentarse. Problemas, conflictos, Mia se sentía mal, no sabía porque el chamo estaba así.
•“¿Qué te pasa?, ¿Por qué no me llamas?, ¿Por qué no contestas mis mensajes?”.-Preguntó Mia una noche, en la cual el chamo por fin aparecía.
•“No sé, las cosas han cambiado”.
•“¿Cambiado?, pero si yo todavía te amo, te quiero, ¿Por qué dices eso, es qué ya no me quieres?”.
•“Ese es el problema, ya no sé si te quiero chamita, es mejor que dejemos todo hasta aquí”.
•“Es que tienes otra es…”-Dijo Mia con lagrimas en los ojos, y una voz quebrada.
•“No es eso chama, es que ya no me siento cómodo contigo, ya no me haces sentir bien”.-Se escuchó el colgar de un teléfono, y Mia quedo solo escuchando el Bip de un teléfono descolgado…
Mia estaba en shock, no estaba mal por embarazos no deseados, ni por enfermedades venéreas, estaba mal porque la persona con que pensó estar para siempre la había dejado, le había cortado, la había abandonado a su suerte, sola. Se sentía destrozada, con ganas de desaparecer, de dejar de existir, vacía y sucia así se sentía Mia. “Me odio, lo odio, le di todo, todo y ¿Qué paso?, igual me dejo, y todos esos momentos?, y ¿Todas esas palabras de qué sirvieron?, me le entregue y ahora me rechaza, fui suya y sin embargo me botó como un trapito viejo y usado, ¿Qué hago con este arrepentimiento?, ¿Qué hago con esta culpa?, yo quiero saber como coño voy hacer para sacármelo de adentro, para dejar de sentirlo penetrándome el espíritu, mientras sus murmullos se menten en mi mente.. ¿Cómo hago para detener esas lágrimas que no me ayudan a poder levantarme de esta cama?, de esta cama que tiene su olor, de esta cama en la que estuve con el, pero que a la final no le importo de mucho, odio a ese desgraciado, cobarde que no tuvo las agallas de cortarme de frente, a ese maldito que sólo me disfruto hasta que quiso. Como me odio por estúpida, por creer que lo que decía era cierto, por creer que me amaba en verdad, yo fui su mujer, el entro en mi ser, pero para el solo fue un jueguito, una menos que se ha quedado sin infancia por estar compartiendo algo serio”.
Toda esa situación había sido un golpe bajo para la integridad de Mia, que criada estrictamente, respetaba el valor de la virginidad en la mujer, el valor de ser señorita estando delante de un altar, ahora ya eso no lo tenía, y tendría que mentir el día de su boda vistiendo de blanco con un largo velo.
Mia no hacía más que llorar, y sufrir en silencio. En su tranquila casa, tarde tras tarde, pensaba en como sería la vida sin ella, su miseria la hizo tocar fondo cuando se dio cuenta que morir no era la solución.
¿Qué estúpida moraleja tenía que aprender Mia de esta situación?, “Lo amé, y quizás le siga queriendo no me quito mi virginidad, yo decidí quitármela, no se la llevo, se la regale, y esos momentos que viví con el, eso nadie me lo va a quitar, ni el dolor más arrecho, ni la desilusión más grande, porque yo disfrute, fueron dos años, dos años en los que reí, en los que lloré, en los que hice cosas que jamás olvidaré, fueron mis primeras veces en casi todo, eso el no me lo puede quitar, no importa si la cagó, no importa si el ya no siente nada por mi, porque todo eso queda en el alma, y ahora más cuando el tiempo ha pasado y las malas palabras que dijimos se han olvidado, más ahora cuando solo quedan los buenos momentos, las compañías, los besos tiernos y lindos, más ahora que me doy cuenta que aunque me haya herido si le ame, le quise y le seguiré queriendo, habrán otros, y conoceré al padre de mis hijos, pero esos momentos nadie me los quitará”.
Atentamente,
Luís Olivera
3:01am
2/09/07
Brqto - Vzla
Luís Olivera
3:01am
2/09/07
Brqto - Vzla
3 comentarios:
hoolap!! me pediste un comentario aqui va:
super bueno,no tengo ni palabras que vayan acorde para explicar lo que me hizo sentir este escrito!! no solo es muy buena la historia y como la relatas, si no que llegue a reflexionar de que eso lo estaran viviendo tantas mujeres hoy en dia, que yo no quiero pasar por lo mismo, me ayudo a apreciar y valorar mas mi virginidad! y que no solo es cuestion de que "como todos hablan de eso y lo han experimentado soy una tonta porque no se ni que decir" y voy y lo hago tal como lo hizo la chama de la historia! simplemente cuando se este lista, sin presiones y con la persona que tu creas que es la adecuada, solo asi hazlo! aunque nadie se salva de eso tu puedes estar completamente seguro de que ese es el hombre con que tu decidas irte a la cama, e igual te deje sin previo aviso!! pero por lo menos el sentimiento de culpa no es tan grande ya que fue tu decision y no de otros!!
Te felicito!! me gusto bastante! bye!!
:D!
Parece un reflejo... un triste reflejo...
Tres intiresno, gracias
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