Como todas mis ideas, esta sigue la norma de anormal, siempre he pensando que hay cosas que no podemos ver pero que allí están, y conquistan mi mente con extraordinarias concesiones de imágenes fantasiosas e imposibles.
¿Cómo no pensar que existen los fantasmas?, ¿Cómo no creer que la telekinesis es parte de la vida cotidiana?, ¿Cómo no aspirar con poder levitar o tener premoniciones?. Así como uno de esos episodios de Charmed, un mundo lleno de brujas y hechiceros, de demonios y ángeles; Todos en el gran maldito balance del bien y el mal, el mismo estúpido Yin Yang, el maldito equilibrio de la naturaleza, la supuesta armonía.
Cuando era más joven y más inocente, soñaba con asombrosos mundos de ensueños, misteriosos pero que igual siempre habían conservado su atractivo encanto que tanto me atraía. Allí, vivía mientras este mundo no me necesitaba, y fue en dónde aprendí a defenderme de los MALOS... Era una asombrosa aventura donde yo, solo era un niño que aprendía a controlar el fuego, y mi levitación era parte de la acción para defenderme del lado oscuro. Era un mundo lleno de símbolos, imágenes, hechizos, sellos, esencias, almas, poderes; Intensa magia que conformaba las leyes de ese extraño lugar. Vivía feliz entre aventuras y misterios, descubriendo nuevas cosas y desarrollando mis poderes. Era protegido por una extraña criatura, algo así como un puma, que me salvaba cuando fallaba en mi misión y me daba fuerzas para volver y vencer.
Era un lugar dónde se fusionaban todas las mitologías, dónde lo imposible no existía, el lugar de donde provienen todas las historias asombrosas que andan rodando por nuestro mundo escéptico ante la verdad del otro mundo. Llego un momento en el cual me entregue a ese lugar, realmente me sentía allí, era mi hogar. Tenía amigos, y tenía una misión, tenía una familia bueno algo así, y un hermano gemelo muy hablador de paja, tenía todo lo que necesitaba y con eso era suficiente.
Iba de una aventura a otra, aprendiendo a controlar mis poderes, para convertirme en un gran hechicero, quería volverme el mejor, poder lograr controlar la lluvia, y el resplandor de la naturaleza, poder controlar el viento y la tierra, poder entender la creación y volverme en un sabio anciano. También conseguir volar, comprender los sentimientos, sentir lo que otros sienten, parar y acelerar las partículas, poder usar la telepatía y lo que más quería lograr... Era salir de mi cuerpo y viajar, a recónditos lugares lejanos, llenos de nuevas aventuras y así conocer nueva gente con grandes poderes.
Pero creo que de algún modo eso fue lo primero que aprendí, deje mi cuerpo cuando pude y llegue a ese asombroso sitio que me esperaba. Huí de la “realidad”, a un mundo que ahora me hace dudar de su veracidad, a un mundo donde mis deseos se cumplían. Cada día era un viaje distinto más duradero del cual nunca quería despertar, salía de mi cuerpo terrenal, el cual en este momento me ata acá, pero por un maldito y desgraciado instante pude librarme de él. Me sentí libre, con el poder de hacer lo que me diera la regalada gana... Era feliz a mi modo, y aunque me estuviera muriendo por dentro, eso no cambiaría la perspectiva del mundo al cual me gustaría volver a pertenecer.
Lo que más recuerdo de ese mundo, a parte de la gente y el ritmo de sus habitantes, es la manera como ansiaba conseguir mis alas. Blancas, largas, suaves, protectoras, las cuales conseguí, las tuve, fueron mías, me las gane, y por fin el poder controlar el cielo se me hizo realidad. La inmensidad del cielo me inundaba, y su serenidad me acompañaba, sus nubes, su calor y sus fríos vientos, su color, y su infinidad. Tuve las alas sobre mi cuerpo, las acaricie con mi piel, y las sentí con mi alma.
Pero en un momento de mi niñez perdí la inocencia y con ella se fue la llave de mi viaje astral. En ese momento perdí todo, mi inocencia, mi infancia, mi niñez, y desperté en esta realidad, y más nunca pude regresar. Me quede varado con mis ganas de volver y saber si todos a los que deje, están todavía allí, o quizás también ya hallan despertado de esa mentira, que tal vez no lo es del todo...
No pierdo el deseo de volver, quien quita y un día regrese a cumplir lo que deje inconcluso... Aun sueño con recuperar la llave para abrir la carcasa que me rodea, y así volver a sentir mi libertad con un viaje astral.
Luis Olivera
10:48pm
13/3/06
Barquisimeto - Venezuela
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